La cultura como motor económico y social. El caso latinoamericano. Entrevista a Trinidad Zaldívar

El año pasado en Roma, en el marco de la conferencia “Cultura e Sviluppo, una prospettiva latinoamericana” al MAXXI, organizada por el IILA, nos encontramos con Trinidad Zaldívar, Jefa de la Unidad de Cultura y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo.

En aquella ocasión, le pedimos que nos hablase sobre la cultura y creatividad como materias primas para el desarrollo de América Latina y el Caribe. 

Considerando el eterno debate italiano sobre las posibilidades reales de la cultura de impactar en el desarrollo económico, y recordando el constante grito “¡La cultura no se come!” , le pedimos a Trinidad Zaldívar hablarnos de los desafíos de la Economía Naranja desde su perspectiva profesional. 

Empecemos a partir de vuestro trabajo al BID. ¿En que está vuestra atención en este momento? 

En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estamos trabajando para promover las industrias culturales y creativas (ICC), o economía naranja, como motor de desarrollo de la región. Entre los sectores que comprenden esta industria, están los comúnmente identificados con la culPortada Emprender - low res.jpgtura como las artes visuales, la literatura, el teatro, la arquitectura, la industria editorial, hasta otros como la moda, el diseño, los videojuegos y aquellas que apoyan a las industrias tradicionales como marketing, el diseño de productos, y las creaciones funcionales como el software.

Con la publicación del libro La Economía Naranja en 2013, el BID puso el foco en un sector que hasta entonces era invisible a la hora de medir el impacto económico. Desde los años 80, diversos estudios han demostrado que este es un sector de la economía que crece más rápido que la economía en su conjunto, que genera empleo, riqueza e impacto social. Para América Latina y el Caribe esto es de vital relevancia, en especial porque las ICC tienen además la capacidad de acelerar la innovación y la productividad en sectores tradicionales de la economía, y de hacerlos más competitivos en los mercados globales.

¿Cómo se puede trabajar en este tema? ¿Cuál es el pensamiento general sobre el tema?

En este escenario, la creatividad está en el centro de la ecuación. Y si bien es cierto que la creatividad y la diversidad cultural son recursos abundantes e indiscutibles en la región, las oportunidades para que estos florezcan no. 

La buena noticia es que con políticas adecuadas y el acuerdo de distintos sectores estos recursos pueden convertirse en la materia prima del siglo XXI. Como sector económico tiene todas las condiciones para contribuir a la diversificación de la matriz productiva de los países de Latinoamérica y el Caribe. La creatividad ocupa hoy un lugar central en la creación de bienes y servicios, y se ha transformado en la tercera destreza para los trabajos del futuro según el Foro Económico Mundial para el 2020 – escalando desde el número 10 en el 2015. 

En medio de la Cuarta Revolución Industrial, en que gran parte de los trabajos que hoy conocemos desaparecerán a causa de la automatización de estos mismos como institución debemos adelantarnos y estar preparados para apoyar la generación de los trabajos del futuro. Nesta, la agencia de innovación del Reino Unido, señala que los trabajos con menor riesgo de ser reemplazados por robots serán los que requieren de un alto contenido de creatividad. 
Desde el BID vemos estos cambios como una oportunidad y un desafío, y estamos empujando con eventos, operaciones y productos de conocimiento, a las ICC como impulsoras del desarrollo.

Por favor, cuéntanos más del libro Economía Naranja, que acuñó esta terminología. 

Para un mejor conocimiento de las ICC y para darle visibilidad a quienes están detrás de estas empresas lanzamos la publicación Economía Naranja. Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe. Con este libro queremos destacar como, – si sabemos aprovecharlo y creamos las condiciones adecuadas -, en las manos de los creativos, diseñadores, artistas y emprendedores podría estar parte de la respuesta a los desafíos de desarrollo de América Latina y el Caribe. En él se resaltan casos notables que demuestran como la educación, la salud e incluso la infraestructura han sido beneficiados por innovaciones que vienen de las industrias culturales y creativas mejorando sus procesos y sus objetivos. Y en muchos casos ofreciendo soluciones a retos que no se habían podido solucionar con métodos tradicionales. La aplicación del diseño, el mercadeo, o el uso de los videojuegos entre otras, han irrumpido en estos sectores ofreciendo nuevas soluciones a problemas que antes no se podían atacar.

Así, por ejemplo, nuevos diseños arquitectónicos solucionan problemas de vivienda que le mejoran la calidad de vida a sectores de población vulnerable, el diseño de ropa inteligente permite medir o prevenir problemas de salud, formas ancestrales de tejido aimara son utilizadas para crear dispositivos que tratan cardiopatías infantiles, y los videojuegos se utilizan para evitar la depresión o la ansiedad.

Los desafíos que la región tiene por delante son enormes y van desde la creación de una infraestructura adecuada, el acceso a financiamiento, el diseño de políticas públicas, la medición del impacto de estas industrias en la economía, entre otros. 

¿Cuánta capacidad  de empleo tienen las ICC (industrie culturali n.d.r.) en América Latina? 

En América Latina, estas industrias emplean ya a 1.9 millones de trabajadores, es decir la fuerza laboral de economías como la de Costa Rica o Uruguay. Se estima que en 2015 estas generaron ingresos por 124 mil millones de dólares, equivalentes al 6% de las industrias creativas del mercado global. De acuerdo con la UNCTAD, poco menos de la tercera parte de éstas se dirige a otros países de la región, y en cambio, más del 64% se dirige a economías desarrolladas.

Su paulatino reconocimiento por parte de algunos gobiernos de la región se ha plasmado en el desarrollo de acciones y políticas en busca de mecanismos efectivos para su desarrollo y sostenibilidad. Comunidades ricas en creatividad y cultura tienen mejor calidad de vida y una concentración más alta de profesionales creativos que agregan valor a nuestras economías. 

Si bien el potencial de la Economía Naranja es enorme, lo son también los desafíos. Para lograr el desarrollo de estas industrias y su sostenibilidad, es necesario ver a nuestra región como un ecosistema integrado y explorar dimensiones de cooperación para generar las escalas necesarias para competir en los mercados globales. 

Así, debemos co-nutrir la capacidad de nuestra fuerza creativa. Es decir, asegurarnos que las oportunidades de formación y el fomento estén abiertas para todos los ciudadanos de América Latina y el Caribe. Fomentar la co-creación, para que los productos siempre tomen en cuenta las necesidades y los retos de desarrollo de nuestros países

Poner el tema de la distribución de los productos creativos en la agenda. Comprometernos transversalmente con la protección de los derechos de propiedad intelectual y el respeto al trabajo de quienes hacen parte de estas industrias.

Y finalmente, es necesario establecer mecanismos y garantías que faciliten la inversión de recursos públicos y privados en estas industrias.

Los esfuerzos por fomentar la integración física, política y comercial entre nuestros países son de vital importancia para alcanzar los objetivos de crecimiento y de desarrollo en la región. 

Esto solo será posible fortaleciendo nuestras instituciones, promoviendo el acceso a la tecnología, y facilitando los espacios de cooperación. 

Trinidad Zaldívar, Ph.D., es Jefa de la Unidad de Creatividad y de Cultura del BID. Tiene experiencia en gestión del cambio, prácticas internacionales de desarrollo y análisis cultural.  Es autora de más de 20 artículos y varios libros sobre la cultura de Chile. Zaldívar tiene un Doctorado en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Sorbonne París 1. Cuenta con 20 años de experiencia en diversas organizaciones, incluyendo multilaterales y centros culturales. Anteriormente colaboró con IMAGO Global Grassroots y la Organización de Estados Americanos en el desarrollo de programas culturales, exhibiciones de arte, educación entre otros proyectos.

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